Durante el entrenamiento vino una persona no creyente que fue invitado "accidentalmente" al entrenamiento por uno de los miembros de una de las iglesias. El pastor Max incluso pensó por un momento que era la persona que traía las pizzas (bueno ahora ya saben lo que comimos...). Algunos de los hermanos en Cristo asistentes al entrenamiento tomaron a dicha persona en un cuarto aparte y compartieron de Cristo sin temor alguno. Esta persona recibió a Cristo como su Señor y Salvador y se quedó para todo el resto del entrenamiento con deseo de aprender sobre cómo compartir de Cristo con otros.
¡Imaginen el mismo día que recibe a Cristo esta persona es el mismo día e instante en que recibe un entrenamiento de evangelismo!
